Nicolás Joyeros

Nicolás Pomar Pomar perfeccionó su oficio de engastador en el prestigioso taller de Masriera y Carreras de Barcelona en 1925 y replicó una bola de cristal con cobre diluido en ácido nítrico en su interior para obtener un tono azulado. A través de la bola y con el reflejo de la luz de una bombilla, se realizaba el efecto "luz día", tan necesario y deseado para engastar las piedras cuando trabajaba de noche sin necesidad de reflejos innecesarios.

"No es el único factor que hace especial a Nicolás Joyeros pero desde luego, la bola azul es un elemento clave que nos fascina desde niños. Uno de nuestros mayores recuerdos de la infancia es cuando íbamos a la joyería y lo primero que hacíamos era subir a ver nuestro abuelo trabajando en el taller, atraídos por el resplandor particular de este objeto tan mágico. Le pedíamos una y otra vez que nos enseñara la luz que proyectaba sobre las joyas que estaba trabajando.

Hoy, en nuestro día a día a cargo de la joyería que fundó nuestro abuelo, revivimos ese amor por la joyería con cada encargo. Primero sentimos una gran satisfacción cuando una persona muestra su interés por nuestras joyas, luego le trasmitimos la pasión que heredamos a través de todo el proceso de creación, y al final… experimentamos la ilusión compartida al entregarla a nuestro cliente.

Las joyas de Nicolás son siempre valiosas por su valor sentimental. Para el cliente es la satisfacción de comprar, regalar o recibir algo muy valioso por su significado. Para Nicolás Joyeros es la satisfacción de complacer al cliente con una joya hecha con amor y pasión."

Andrea, Nico, Luisa y Javier Pomar